Como se suponía, no fue suficiente que buena parte del pueblo venezolano y mandatarios del mundo exigieran que asumiera Edmundo González como presidente de Venezuela 2025-2031, tras su triunfo en las elecciones del 2024. El uso de la fuerza y haber puesto a funcionar la maquinaria bajo las órdenes del régimen dictatorial de Nicolás Maduro fueron suficientes para que, sin ningún recato y a pesar de las denuncias de fraude electoral, este juramentara ante la Asamblea Nacional Constituyente como presidente por seis años más, con los que completará 17 en el cargo.
Ni González ni su comitiva podían exponerse tratando de ingresar a Venezuela. El régimen cerró el espacio aéreo y desplegó aviones con orden de derribar cualquier aeronave que intentara entrar sin permiso; además de la militarización por tierra para el cierre de fronteras en una clara demostración de represión. Estas medidas confirman lo que le espera a Venezuela. Maduro, aunque aseguró en su discurso que el poder que lleva le pertenece al pueblo y al pueblo se debe, no dudó en amenazar a sus opositores: “Somos guerreros y siempre venceremos en las circunstancias que sean y que nos toquen”.
A pesar de las denuncias internacionales por violación flagrante de derechos humanos en Venezuela, con las cuales nada pasa, este pueblo seguirá bajo el yugo de Maduro, que con sus medidas ha ocasionado un éxodo de millones de personas tratando de encontrar condiciones de vida más humanas y dignas. Se calcula que solo en Colombia hoy son 2,8 millones de venezolanos, pero también miles que han pasado exponiendo la vida para tratar de llegar a los Estados Unidos por el peligroso Darién. Da mucha lástima saber que el pueblo venezolano se tiene que mantener bajo ese yugo y que los países tendrán que seguir enfrentando estos procesos migratorios.
Se espera que no se pierda el impulso de líderes como González, pero sobre todo el de María Corina Machado, en quienes estaban centradas todas las esperanzas y han demostrado valor frente a la dictadura. En sus manos está mantener la moral y el ánimo de lucha entre los venezolanos. A pesar de los anuncios de Maduro en relación a que con la gran reforma constitucional que se propone hacer ahora para poner en marcha nuevos modelos económicos y sociales, siguen creciendo las sanciones impuestas a Venezuela por Estados Unidos, Canadá, Reino Unido y otros países que buscan frenar este régimen. Para Colombia es muy grave porque se afectarán también las alianzas y negocios que el Gobierno Petro ha pactado desde el restablecimiento de relaciones.
Además, vendrán consecuencias en materia diplomática por haber enviado al acto de posesión de Maduro al embajador de Colombia en Venezuela, Milton Rengifo, muy a pesar de las peticiones de por lo menos mil personas para que nadie en delegación del país acudiera porque significa refrendar la cercanía con este régimen. Buena parte del mundo no puede estar equivocado con respecto a Maduro, ni se trata de una conspiración internacional como él dice. Se trata es de devolverle la libertad y la democracia a un pueblo que le perdió el temor, muy a pesar de que gobierne sin demostrar cómo fue que obtuvo su triunfo.