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Editorial

La Federacafé ha demostrado que en casi ya 100 años de existencia al frente del gremio lo ha sabido mantener. No se puede desconocer la importancia qu

Caricatura del día

Luna del lobo, por Liliana Aguirre Corrales en La Dorada (Caldas).
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La voz del lector

El milagro de los hijos
Dice el canto: “cómo no creer en Dios si me ha dado los hijos y la vida”. Y otra canción dice: “... para que cuando crezcan lleguen lejos y puedan alcanzar esa felicidad tan anhelada”. Un relato cuento habla de unos gemelos que están en el vientre materno.
Dialogan entre sí. Estamos aquí hasta cuándo. Será largo o corto el tiempo. O será que aquí nos vamos a quedar. Pero no fue así. “Cuando los gemelos dejaron su mundo, abrieron los ojos y lanzaron un grito. Lo que vieron superó sus más atrevidos sueños”. El papa Paulo VI escribió la encíclica El progreso de los pueblos: “Desde su nacimiento ha sido dado a todos, como en germen, un conjunto de aptitudes y cualidades para hacerlas fructificar. Su floración, fruto de la educación recibida en el propio ambiente y del esfuerzo personal, permitirá a cada uno orientarse hacia el destino que le ha sido propuesto por el creador”. Y en La Biblia el profeta escribe: “Desde el vientre de tu madre te llamé, te escogí y te puse nombre”. Isaías 44, 29. Y todo padre y toda madre debe llegar a comprender y a aceptar que “los hijos no nos pertenecen, se pertenecen a ellos mismos y a su proyecto de vida”. Se unen un óvulo y un espermatozoide, surge un nuevo ser humano al que se le debe respetar su derecho a la vida (no al aborto). Este ser no es parte del cuerpo de la madre. Ésta le presta una colaboración biológica para poder desarrollarse.
Entiendo la inquietud femenina o familiar cuando una fecundación es el resultado de un acto violento. Ahí surge un fuerte dilema ético que debe ser sopesado por la mujer madre y buscar la mejor solución para esto. Y luego, conforme a mi experiencia como educador, llegan los niños por primera vez al colegio que abriga su ternura, para plasmar en ellos la imagen del Dios del amor. Llegan con marca paterna y materna, a indagar ellos mismos cuál es su ruta y aprender a trazar su propio camino. Y los dones dados desde su tierna cuna, como semillas escondidas, irán fructificando y realizando en su propio proyecto de vida.
Alirio de los Ríos Flórez

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