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Con más expectativas que certezas Colombia asumió la Presidencia pro tempore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), tal y como lo habían determinado en el 2023 cerca de 33 países. Le correspondió al presidente, Gustavo Petro, recibir de Honduras esta función en la IX Cumbre que se desarrolló el miércoles en Tegucigalpa, para que continúe con la labor de promover la integración y el desarrollo de los países miembros. Al menos eso es lo que han intentado desde esta posición otros presidentes de 11 países, que a partir del 2012 comenzaron a dirigir esta Comunidad, hasta ahora sin resultados destacados en ese propósito.
En América Latina y el Caribe los intentos integracionistas han sido históricamente escasos, bien por falta de voluntad, por diferencias ideológicas o porque sus gobernantes prefieren mirarse en el ombligo de su territorio, lo que les ha impedido finalmente consolidar la unión. Que solo hayan asistido 11 presidentes a esta Cumbre Celac deja muchas dudas y vacíos sobre la unidad que puede estar primando entre los dirigentes o también puede reflejar el desgaste de las muchas cumbres presidenciales que conducen a nada o casi nada en favor de los pueblos.
Entre los ausentes se destacaron los presidentes Gabriel Boric, de Chile; Javier Milei, de Argentina; Daniel Noboa, de Ecuador; Nayib Bukele, de El Salvador; Dina Boluarte, de Perú; y de los dictadores Daniel Ortega, de Nicaragua; y Nicolás Maduro, de Venezuela, país que promovió la creación de la Celac en tiempos de Hugo Chávez. Su inasistencia es señal clara de que existen divisiones políticas, diplomáticas e incluso ideológicas que frenan cualquier posibilidad de unirse. La presidenta de Honduras, Xiomara Castro, llamó la atención de esto al abrir la Cumbre, pidió no seguir caminando separados cuando el resto del mundo se reorganiza; sin dejar de advertir que este proceso no lo pueden hacer repitiendo recetas de fracaso. Así como ocurre con la Comunidad Andina de Naciones, que dejó de cumplir con los objetivos para la que fue creada y de la que aún forma parte Colombia.
Este es un nuevo reto para el presidente Petro, que siempre ha querido mostrarse como un líder global. Bien manejada, la Presidencia de la Celac debería ser una oportunidad para trabajar objetivos comunes y lograr avanzar como región. Es un momento complejo, no solo por la coyuntura económica ocasionada por la imposición de aranceles de Estados Unidos al mundo, sino porque se imponen con estas medidas los nacionalismos y chovinismos, es mejor mirar el ejemplo comunitario Europeo, donde la mayoría de sus miembros han respondido con la necesidad de fortalecer el bloque en lugar de disminuirlo. Se trata de naciones con posturas diferentes en sus líderes, pero con objetivos comunes para mejorar el bienestar de sus ciudadanos.

La Unión Europea empezó a configurarse desde el término de la Segunda Guerra Mundial con un propósito claro, igual que las Naciones Unidas, de evitar nuevas guerras fratricidas. Hoy son 27 países aliados en lo económico y lo político que les ha permitido su desarrollo, crecimiento y reconocimiento global. Además de ganar en una visión respetuosa por los derechos civiles. Es mucho más efectivo trabajar y decidir colectiva que individualmente, sin buscar protagonismos ni hacer de estos espacios plataformas políticas. Juntos siempre será la mejor forma para hacerle frente a cualquier tipo de crisis, pero para lograrlo hay que empezar por trabajar en los objetivos comunes y no en remarcar las diferencias.