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La defensa de los árboles y zonas verdes en el área urbana de Manizales no debería seguir siendo una lucha ciudadana, ni una queja por la precariedad en el número de especies y por las intervenciones con podas y talas, a las que no hubiese sido necesario llegar si la Alcaldía contara con un programa establecido para mantener, asistir y salvaguardar los árboles sembrados. Se les deja crecer indiscriminadamente, envejecer y enfermar sin que medie ninguna acción, tal y como les sucedió a buena parte de los urapanes en la vía principal del barrio Milán y que ya son recuerdo porque tuvieron que ser cortados.

No es el mecanismo adecuado para protestar por estas situaciones, porque transgrede la guarda y el respeto que desde lo jurídico debe prevalecer sobre la propiedad privada en Colombia, nos referimos a los grafitis rayados en paredes de viviendas, tildando al alcalde Rojas de “mocha árboles”. Reflejan el desacuerdo que hay por la manera como su Administración ha manejado la arborización en espacios públicos urbanos y su propuesta de reducir el separador de la avenida Santander para abrirle campo a la ciclobanda, lo que expondría la vida de por lo menos 60 árboles; aunque también hay que decir que la posición de la Alcaldía es que si la ciudad no lo quiere desechará la idea y buscará una salida consensuada.

En arborización, valdría la pena revisar iniciativas que funcionaron apoyadas desde la Administración, y ver qué se puede recuperar de estos ejercicios de participación ciudadana como fueron el Club de Jardinería, con damas voluntarias dedicadas a mantener el ornato de la ciudad, o Manizales Reverdece, dirigida a la reforestación y al cuidado ambiental. Seguramente alcanzaron logros, aunque se identificaron falencias como haber escogido especies no aptas para zonas urbanas, ejemplo son las palmeras de la carrera 23, y otras especies que terminaron afectando andenes y otros equipamientos con la extensión de sus raíces.

Con la creación de la Secretaría de Medio Ambiente Municipal, hace 12 años en la primera Alcaldía Rojas, la ciudad ya debería contar con un completo inventario de los árboles sembrados con su ficha técnica y diagnóstico actualizado para prevenir y actuar antes que tener que talar. Esta Secretaría calcula que entre avenidas, andenes, parques, laderas, áreas de interés ambiental, fajas protectoras y corredores de conectividad hay unos 435 mil 305 árboles, y que en el 2024 sembraron 42 mil 500, que asegura están en proceso de seguimiento y mantenimiento a través del equipo de Guardianes de Bosques, pero el reclamo es por la poca cantidad de árboles sembrados en espacios públicos.

No son cifras notorias como parte de un plan de arborización urbana que alcance esa magnitud y que se esté reflejando en el mejoramiento y protección para la generación de oxígeno, la limpieza del aire, el equilibrio ambiental y de los ecosistemas, la regulación de la temperatura; entre muchas otras funciones vitales que cumplen. Hay que entender que los árboles y las zonas verdes hacen parte de la buena calidad de vida y por ello se requieren más en la ciudad.