Ser socialmente responsables no debería recaer en las empresas más avezadas, modernas, arriesgadas y las más motivadas a crear valor compartido, que no es tan difícil ni es otra cosa diferente a identificar y expandir conexiones entre el progreso económico y el social. Porque las empresas no solo son un gran motor en el que encajan piezas tecnológicas para producir dividendos, también forman parte de este engranaje los trabajadores, los clientes, los proveedores y las comunidades para operar en sinergia, mucho más en estos tiempos de globalización.
LA PATRIA ofrece en esta edición un especial sobre Responsabilidad Social Empresarial (RSE), mostrando ejemplos de firmas locales y regionales que están jugadas con este propósito y voces de expertos que dan luces de cómo alcanzarlo. Estamos convencidos de que la RSE es una estrategia clave para mejorar la competitividad y la sostenibilidad de las organizaciones cuando se piensa en cómo conseguir los objetivos, pero sobre todo la RSE permite mantener una buena relación con el entorno y las comunidades para que crezcan en la misma medida que las empresas lo hacen y la ganancia sea compartida.
Es indispensable que las empresas sepan que no pueden actuar solas, se deben dar la licencia de salir de sus oficinas para conocer qué las rodea, qué cosas pasan en el entorno, quiénes están allí y cómo podrían contribuir desde sus recursos y posibilidades a alcanzar metas comunes en lo que tiene que ver con asuntos como la protección del medio ambiente, la ejecución de programas de extensión social, la cultura y el civismo e incluso con el respeto de los derechos humanos. Se trata además de abrir las puertas para que las comunidades ingresen y puedan expresar cuáles son sus expectativas hacia la organización.
Es entender que hay que ir más allá del solo rendimiento económico y legal, aunque una empresa empieza por tener RSE con el hecho de mantenerse abierta, funcionando y generando utilidades y excedentes que son los que permiten generar empleo y recursos para ejecutar este tipo de programas. En Manizales y Caldas son varios los ejemplos de firmas que han logrado interesantes procesos en alianza con las comunidades de barrios y veredas, resolviendo asuntos que parecían bien difíciles o en los que el Estado es ausente, pero que al trabajar colectivamente han alcanzado potentes resultados para contribuir con el mejoramiento de la calidad de vida.
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Debe formar parte de esta labor la convicción corporativa de que hay que actuar éticamente en todos los pasos que se den, y es allí donde se albergan activos empresariales invaluables como la reputación y el reconocimiento, la construcción de una marca y el establecimiento de clientes fieles; que juntos van a llevar a mejorar en competitividad y a la sostenibilidad como empresa. En estos tiempos de polarización y divisiones son muchos los desafíos que deben sortear las organizaciones para mantenerse ante tanta fluctuación económica y social, pero la RSE puede ser una manera de sortear estas convulsiones con el conocimiento y experiencia de las personas, que unidos al de las empresas pueden dar resultados muy exitosos.
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