Desaparecidas
Señor director:
Vi este caso de la vida real en T.V., en Chicago. Una madre vive con sus cuatro hijas. La mayor de 13 años, la menor de 3. Esta última es hija del actual “novio”. Las dos mayores van a visitar a la abuela en la misma ciudad. Otra, de 10 años, no asiste al colegio, pues van a realizar una salida de paseo a un parque en la tarde. Se queda con la de 3. La madre se despide de sus dos hijas a las 7:00 a.m. y les pide mucho cuidado con la puerta del apartamento. La recoge su “novio” en un carro, la lleva al trabajo. Cuando regresa, en la tarde, las dos niñas no están en el apartamento. Encuentra una nota que dice: Vamos a ir a la tienda, luego a la escuela. Parece que la letra sí es de la hija. La madre se comunica con todos, contándoles el hecho. Se reúnen, se desplazan hacia la tienda. También hacia la escuela que está desocupada. Nada encuentran. Hablan con vecinos del edificio, nadie las ha visto.
Informan a la Policía, que también investiga. Nada. Las hermanas donde la abuela cuentan que a sus celulares llegó un mensaje que decía: abajo en la puerta está Henry, nos invita a comer algo. Henry es el nombre del novio y también el de un vecino. Esto ocurre en el 2001. 21 años después, una mujer policía retoma el caso que es tema del documental.
Nuevos diálogos con los implicados en esta desaparición. No hubo diálogo con el novio. Aparece un nuevo y gran detalle, retomando el rastro de los celulares. Usted, madre, dijo que el día de la desaparición se despidió de ellas en horas de la mañana. Pero usted no estuvo esa noche con ellas, sino que estaba con su novio en el apartamento. Esto lo confirma el rastro de su celular. La madre niega. Pero como que, haciendo memoria, al rato dice que sí. ¿Pero cómo es posible que usted deje solas a sus dos hijas un día, la noche y el día siguiente? La mujer policía, al final del documental, dice: Esto lo indagaré hasta sus últimas consecuencias. Quedo atento a la segunda parte del documental. Tengo una hipótesis.
Alirio de los Ríos Flórez.